PERMISO
Sres. Párrocos y Sr. Sacerdote.
Sr. Presidente de la Junta de Hermandades.
Sr. Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Miguel Esteban.
Autoridades
Hermanos Mayores.
Cofrades de Miguel Esteban.
Señoras y señores.
INTRODUCCIÓN
Y ahora comienzo mi pregón retrocediendo en el tiempo y
recordando aquel Viernes Santo de hace más de 35 años y relato el encuentro con
la fe, de un niño, un niño que yo bien
conocí……… Era una tarde de luto y fría de Viernes Santo, la tristeza por la
muerte de Nuestro Padre Jesús era manifiesta y el silencio más respetuoso se
apoderó de este pueblo. La talla de Jesús apostado en su sepulcro volvió a
presentarse por la puerta de su casa, como hacía cada año. Aquella tarde, a
pesar de su corta edad y casi derrotado por el sueño, le esperó.
Desde una sencilla habitación le miraba a través de la
ventana, último obstáculo hacia el encuentro con Dios. Aquel niño tuvo el
privilegio de tenerle muy cerca. La imagen difunta del rostro de ese Cristo le
rompió el alma. Era el Santo Sepulcro de Miguel Esteban.
Y mientras su estela se perdía, los párpados de ese niño
iban cayendo como caían la fuerza de las llamas en los faroles nazarenos,
quedando dormido por el arrullo de los susurros de la banda municipal de su
pueblo, dando paso a la madre de Dios en su Soledad……..Ese niño decidió que
vería a Jesús yacente en su Sepulcro, cada año , para verlo pasar de cerca, pero lo cierto es
que ya nunca más volvió a esperar desde su ventana, porque a partir de ese año
saldría a su encuentro y acompañarle cada Viernes Santo. Desde entonces, aquel
niño fue sumando primaveras y hoy quiere decirle a su pueblo el amor que inunda
su corazón y la fe que le tiene al Santo Sepulcro y a su Cristo Resucitado.
AGRADECIMIENTOS
Mis primeras palabras tienen que ser de agradecimiento a la
Hermandad a la que con tanto orgullo pertenezco y hoy represento, Santo
Sepulcro y Jesús Resucitado y muy especialmente a su Hermano Mayor, José, por
ofrecerme el honor de ser el pregonero de nuestra Semana Santa.
Agradecer a quienes con vuestra presencia me ofrecéis la
fuerza y la confianza que hoy requiero.
Y como no, agradecer a mis padres la educación cristiana que
desde pequeño me han impartido. Gracias por todo y porque hoy, una vez más
estáis a mi lado.
Pero si a alguien tengo que agradecer mi pregón es a mi
mujer, Marisol, mi eterna compañera, la que me ha dado el mejor regalo de este
mundo, mi hijo Pedro, la que con su apoyo incondicional ha guiado mi mano en las
líneas que hoy os dedico.
LA
SEMANA SANTA DEL PREGONERO
Consciente de la responsabilidad que supone atesorar recuerdos
y experiencias y de lo importante que resulta transmitirlos, aquí estoy para cumplir con una
responsabilidad: pregonar la Semana Santa de Miguel Esteban.
Responsabilidad
porque hay tantas semanas santas como cofrades migueletes, todas diferentes,
todas inimitables. Responsabilidad, porque nadie puede poner palabras a lo que
cada uno siente en estos días cuando se enfunda una túnica nazarena, se
mete debajo de un anda, o cuando en soledad le habla a la imagen de su
devoción…
Para
escribir este pregón, he tenido que bucear en mis recuerdos, volver a mi
infancia y adolescencia…
Por esa
razón, y porque se trata de Semana Santa, he querido comenzar relatando la
belleza de mi primer encuentro con el Santo Sepulcro, pero si tengo que ser
sincero, mi primera experiencia cofrade fue algo distinta, más bien, típica en
la mayoría de las casas migueletas:........¡Chico, a tu primo Pedrito se le ha
quedado pequeño el hábito!, ¿te quieres vestir este año?.......Da igual, vas a
hacer lo que te diga!!......¡Madre, saca el costurero que al chico hay que
cogerle el hábito de su primo!.....voy ahora mismo a pagar la cuota del
Sepulcro, que no quiero que me digan nada…….!ya verás lo guapo que vas a ir….de
blanco y con ese gorro que se os ve la cara!
Supongo
que mi amor a estas fechas Cristanas, algo tiene que ver con el hecho de que
naciera, un miércoles santo, hace ya 42 años, contra todo pronóstico, pues a
pesar de estar previsto mi nacimiento para el día de San Isidro, las
incontrolables ganas de mi madre, por vivir todas las festividades celebradas
en el pueblo y más concretamente el carnaval de 1976, provocaron que los
petardos y carretillas del desfile, lanzados por los mozos del pueblo, asustaran
a una mujer embarazada y la obligarán a guardar reposo, hasta que el destino
quiso que una tarde de cuaresma viera la luz el que hoy se dirige a vosotros.
Recuerdo
con nitidez, pero con más claridad que cualquier otra cosa de mi niñez, como
poco a poco y diariamente se oían a lo lejos el ensayo de los tambores y
cornetas. A medida que nos íbamos acercando, a los días
señalados, el ambiente se inundaba con el aroma tan característico y delicioso
de las tortillas y rosquillos.
En mi casa, la Semana Santa, como cualquier otro
acontecimiento religioso, se ha vivido con alegría, nada de tristeza, con
sentimiento, eso sí,……..pero ante todo, una manifestación religiosa a los ojos
de nuestra fe. ¿Cómo iba a ser una época de tristeza?, si en mi casa, la
mayoría eran maestros o niños y empezaban las vacaciones? Era época de
reunirnos con la familia, conmemorando la Pasión, muerte y resurrección de
Jesucristo, rezando, procesionando, practicando los cultos, época de preparar
infinidad de dulces de Semana Santa, alrededor de mi abuela, que era la que
llevaba la voz cantante……., la que todos los años me compraba la ropa que había
que estrenar el Domingo de ramos para la procesión de las Palmas y a la que con
tanto orgullo llevo ahora a mi hijo.
El Jueves Santo, era el día en que la Hermandad de mi padre
salía de procesión, La Dolorosa……o más bien el día en el que mi padre decía:
¡Mientras que viva, el hábito de la Dolorosa no se queda colgado en el
armario!......¡Chico, ponte el hábito y vete con tu madre a la
procesión!......Eso sí, el viernes por la mañana, no era necesario que en mi
casa nadie me dijera nada. Desde hace muchos años, es cita obligada acudir a la
Procesión del Silencio.
VIERNES
SANTO
Por fin llegaba el viernes por la noche, momento de acompañar
a Jesús Yacente, al Santo Sepulcro, guiados por la banda municipal, que con
gran maestría entonan “Cristo de la Sangre”, “La Madrugá” o “La Saeta”, para
marcarnos el paso……pero si de algo me he sentido orgulloso en los últimos años,
ha sido el dejar el farol y ponerme debajo de un anda para ayudar a mis
compañeros a cargar con la talla de nuestro Señor.
Es curioso….recuerdo, como si fuera ayer, cuando junto con
mis amigos Paco y Laza, ansiábamos, durante todo el recorrido procesional, que
alguien se apiadase de nosotros, o más bien se agotase para cedernos el sitio
en el anda. ¡Gracias a Dios, eso nunca ocurrió!, pues os debo de aclarar que
por aquel entonces éramos unos mocosos.
Tras la dura penitencia, en la procesión del Santo Entierro,
llegaba una mejor recompensa, típica en mi familia, la cena de tortillas de
Semana Santa con Chocolate.
Y después de cenar, te dabas cuenta que el hombro dolorido se
iba tiñendo de morado por el peso del anda cargado durante toda la procesión.
Sin embargo, nunca fue un sentimiento de hombría y regocijo, sino más bien, un
símbolo de devoción y silencioso sacrificio.
Y ya en la cama, con las piernas entumecidas, todavía por el
frío de una noche nazarena que cala en los huesos como ningún otro,
recapacitas…..y te recorre un sentimiento de empatía hacia nuestro Señor Jesús
y por un instante te avergüenzas, te sientes impotente por el sufrimiento que
le causaron nuestros pecados.
RESURRECCIÓN
DE CRISTO
Y tras el
paréntesis del sábado de futbol entre Hermandades, en el que durante todo el
día se habían recuperado fuerzas para correr las Aguinaldas, por fin la gran celebración de la liturgia
cristiana, de donde surgen todas las demás celebraciones: la Vigilia Pascual.
La razón de nuestro ser cristiano, donde brota la vida nueva del creyente.
Llega el domingo de Resurrección, la muerte de
Jesucristo será recompensada, entenderemos su sacrificio, lo valoraremos,
amaremos a Jesús, aquel hijo del Carpintero
que sólo predicó el amor y la paz y en el momento de su muerte nos tenía ya
presentes a todos nosotros, a ti y a mí, para entregar hasta la última gota de
su sangre por nuestra salvación.
Hace unos
años, le dije a mi mujer que iría a la Procesión del Encuentro, portando las
Andas de Nuestro Cristo Resucitado….y ella, sabiamente me contestó: prepárate,
porque si hoy te vistes, ya no deberás faltar a la cita…..¡Qué razón
tenía!......pues quiero seguir siendo testigo del momento en el que nuestras
campanas repican alegres, proclamando que Él ha vencido a la muerte. Quiero
volver a marchar con paso ligero, camino de vuelta a la Iglesia, como símbolo
de la alegría por la anunciación de la Resurrección.
RECUERDOS
DEL PASADO
Durante
las noches que dediqué a escribir este pregón, fue irremediable acudir a
pinceladas del pasado:
-Recuerdo,
como la imagen del Sepulcro comenzó a ser cargada por 8 valientes anderos hasta
llegar ahora a participar 26, pero a pesar de la fugaz moda de las carrozas,
fue la única Hermandad fiel al sacrificio de las andas.
-Me viene
a la memoria, la imagen de Jesús protegido por una vitrina, que ahora ya no
existe.
-Los
desacuerdos por las vestimentas que había que llevar bajo nuestra
característica capa blanca, llevaron a la decisión por una uniformidad con túnica
negra.
-En 2010,
pusimos el broche de oro a la celebración de la Semana Santa migueleta con la
adquisición de la imagen de nuestro Cristo Resucitado.
En los últimos años se ha producido un resurgimiento de la
Semana Santa, a través de la incorporación de gente nueva y nuevos pasos a los
más antiguos. Hay gran número de jóvenes poniendo el alma, el corazón y la
fuerza de su trabajo. Se Creó la Junta de Hermandades, poniendo una misma
sintonía en las cofradías, que están
guiadas por las autoridades eclesiásticas.
La Semana Santa ha evolucionado enormemente, pero en esencia
tiene el mismo sentido cristiano, a pesar del laicismo imperante en estos días.
Y desgraciadamente se trata de un laicismo provocado, que yo como profesor de
instituto lo veo nacer en las aulas.
A quién no le guste la Semana Santa, simplemente que no venga
a verla, que nosotros, los católicos y creyentes seguiremos viviendo nuestra
pasión, que no hacemos mal a nadie. Por el contrario, seguiremos poniendo la
otra mejilla.
Dentro de unos días, llegará la hora en que volvamos a salir
a la calle para mostrar nuestra fe. Llegará la hora de volver a demostrar a
nuestros detractores que los católicos volveremos a venerar a nuestras
imágenes, con nuestro recogimiento y alegría, con nuestro deseo de proclamar
que somos creyentes, católicos y cofrades.
Dentro de pocos días Miguel Esteban se va a transformar. Los
migueletes vamos a vivir la pasión del calvario según nuestro saber y entender.
La música de las bandas, agrupaciones y cornetas y tambores llegará hasta
nosotros con un amplio repertorio.
Pues Señores, para los que me quieran oír: ¡YO SOY CATÓLICO,
COFRADE Y MIGUELETE!
HOMENAJES
Y si a alguien quiero dedicar mi pregón, sin ninguna duda, es
a todas las mujeres de mi pueblo, pues de alguna u otra manera realizan una
labor extraordinaria, importante y necesaria en las distintas hermandades.
En mi retina siempre está grabada la imagen de mi abuela,
como otras muchas mujeres, cocinando duces para recuperar fuerzas tras las
procesiones, a mi madre, como otras muchas madres, planchando con cariño el
hábito de sus hijos para que acudan impecables al encuentro con Jesús y María
en su penitencia. Mis tías, alrededor de la mesa camilla, rezando frente a la
estampa del Cristo de Medinaceli y la Virgen de la Soledad. Ese papel protagonista pero silencioso que
siempre tienen las madres…….mi abuela, mi madre, mi suegra y ahora mi mujer.
Por último, quisiera rendir un sentido homenaje de agradecimiento
y admiración a todos los miembros de las hermandades que con su labor,
consiguen que Miguel Esteban tenga una Semana Santa con mayor reconocimiento y
que junto con sus perpetuas imágenes, sean el orgullo de nuestros cortejos
procesionales.
No querría dejar de honrar el recuerdo de nuestros hermanos y
hermanas, que nos han idos dejando a lo largo de los años, pero con la devoción
y el orgullo de pertenecer a esta hermandad. ¡Hoy este pregón, también va por
vosotros!
DESPEDIDA
Se acaba el pregón oficial de nuestra Semana Santa. Dejemos
que continúe, pero ahora el de verdad, el que no se queda encerrado en las
Iglesia, sino que se derrama desde su portón hacia todas las calles y esquinas
de este pueblo, siendo testigo de nuestra Tradición y vida, liturgia popular y
fiesta.
Feliz Semana Santa y Feliz Pascua de Resurrección.
Muchas gracias a todos.
PEDRO JOSÉ OLIVA
RESCALVO
EL
PREGONERO
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